jueves, 12 de abril de 2012

El payaso chiflado.

Odio ir a casa de mi abuela, es muy grande y tenebrosa. Esta llena de viejos retratos, cuadros y esculturas antiguas. La última vez que fui mi abuela acababa de comprar un cuadro. Era de un payaso, como los de las películas de terror. Cuando llegué, el cuadro aun estaba en el pasillo esperando a ser colgado. Era hora de cenar, así que cené y luego, delante de la chimenea mi abuela nos contó una historia de miedo relacionada con el payaso del cuadro.
- Cada viernes de luna llena, casualmente como esta noche, el payaso sale de su cuadro para matar a aquellos que le han mirado a los ojos. – “Oh no, yo lo he hecho” pensé. – primero mata a los seres mas queridos para aquellas personas, y cuando cree que ya han sufrido suficiente los mata, así que chicos, vigilar con el payaso chiflado… - mi abuela empezó a reírse y añadió. – Mejor que nos vayamos a dormir, ya os he metido suficiente miedo.
Para llegar a mi habitación se tiene que atravesar un largo pasillo oscuro, siempre paso corriendo. Al llegar, vi el cuadro del payaso, estaba colgado entre mi cama y la de mi hermano, me moría de miedo.  No me costó dormirme, pero al cabo de un rato escuché un ruido, como el de unas uñas largas paseándose por una pizarra. Cogí la almohada y la apreté con fuerza, estaba muerta de miedo, pero por suerte, al cabo de un rato el ruido desapareció. Ya no se oía nada, ni tan solo los ronquidos de mi padre, y eso me extrañó, quizás se hubiera levantado. Me levanté de la cama para comprobar que ya no dormía, pero la habitación de mis padres estaba cerrada con pestillo, no insistí en abrir, en vez de eso me dirigí a la cocina donde cogí una baso de agua y lo llene de zumo de manzana. Mientras me lo bebía vi una sombra.
- ¿Papá? – pregunté asustada. – ¿Mamá?
Oí una risa malvada y empecé a correr hacia mi habitación. Cuando llegue el cuadro estaba encima de mi cama, boca abajo. Lo levanté y vi que el payaso no estaba, es decir, el cuadro seguía igual, con el fondo verde oscuro y una luna rojiza, pero el payaso no estaba, en vez de eso estaba su silueta.
- Te voy a matar… - dijo la voz tenebrosa.
Quise esconderme debajo de la cama, pero en vez de eso, me encaré al miedo. Cogí una almohada y me escondí detrás de la puerta preparada para darle un buen golpe al payaso, y eso ice, en cuanto entro por la puerta le lancé la almohada.
- ¡Lucia! ¿Qué haces?
No me lo podía creer, el supuesto payaso era mi hermano.
- Juan, ¿Qué crees que estas haciendo? Me has dado un susto de muerte.
- ¿Yo? ¡Pero si eres tú la que me has lanzo una almohada a la cabeza!
- Creía que eras el payaso, ¡lo que has dicho no ha tenido ni pizca de gracia!
- ¿Qué payaso? ¿Qué he dicho?
- ¡El payaso del cuadro idiota!  Y eso de “te voy a matar…” ¡me has asustado!
- Ah eso… solo era una broma. Y parece mentira que tú, Lucia García seas tan ingenua.
- ¿Ingenua, porque?
- El payaso del cuadro solo es un dibujo. Míralo – dijo señalándolo.
Era increíble, el cuadro volvía a ser normal, tan normal como siempre.
Acompañé a Juan a beber un baso de agua, y cuando volvíamos ha la habitación vimos un río de sangre que iba del curto de mis padres al nuestro. Fuimos corriendo para ver que pasaba. Mi padre estaba estirado en mi cama decapitado, y en la pared escrito con su sangre ponía “Ten cuidado conmigo, soy el payaso chiflado…”
- Lucia… tengo miedo.
- Y yo Juan, y yo.
Corrí hasta la habitación de mi abuela que se encontraba en el segundo piso. Me la encontré en la bañera muerta, también decapitada.
Bajé a la cocina a buscar a mi madre ya que no la encontraba en ningún otro sitio. Allí estaba, también muerta y decapitada. Su cabeza estaba dentro de una olla y su cuerpo sentado en una silla.
- Lucia, parece que nos hemos quedado… ¡SOLOS! – dijo Marc.
Empezó a gritar a la vez que la cabeza le daba vueltas. Al cabo de unos minutos, se le cayó la cabeza al suelo y le apareció la del payaso chiflado. Sacó un cuchillo de su boca, y empezó a perseguirme por toda la casa, asta que caí en las escaleras, y cuando lo daba todo por perdido… desperté.
- Maldito payaso… ya me lo advirtieron. “Vigila al payaso chiflado” fue el responsable del error, jamás debí mirarle a los ojos…