lunes, 18 de junio de 2012

MEDIANOCHE


Recomiendo este libro, porque, a parte de la manera de escribir de la autora “Claudia Gray”, es un libro romántico y descriptivo. Romántico porque trata sobre una chica que se enamora de un chico que no es como ella, y descriptivo porque tanto la caracterización de un personaje como la de un lugar, pueden ocupar toda una página. Lo recomiendo a personas pacientes, enamoradizas, y que les guste la fantasía, porque los vampiros, no existen.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero.

He leído "Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero" y he realizado el siguiente cartel:

La imagen que tengo yo de...


Papá,
Sabes que te quiero aún que no nos vemos mucho, la tata me cuenta cosas sobre ti. A veces me llamas, y yo lo haría si tuviera mucho saldo, porqué como bien sabes, cuando hablamos nos podemos pasar horas al teléfono. En el tema artístico me parezco más a ti que a mamá, porque tú eres más del arte abstracto, aunque dibujas muy bien, y mamá es de dibujar antes de pintar.  A mi me gusta pintar, dibujar cosas reales no es lo mio…
Esos días que estuviste enfermo lo pasé muy mal, lloraba y tuve pesadillas. Intentaba disimular mi tristeza. Cuando mamá me contaba las cosas que la tata le había explicado, yo disimulaba mi tristeza, aunque por dentro me estaba muriendo, por suerte ya estas bien.
Como tú dices, tienes dos hijas maravillosas; una es muy inteligente, y no para de estudiar, y la otra es artista que espera ser algún día tan trabajadora como su hermana.
Hace mucho que no nos vemos, y eso me pone muy triste, aún me acuerdo de cuando vivíamos todos en Menorca, de la casa vieja, del casete que me ponías para dormirme…
En el salón aún esta el cuadro que pitamos la última vez que viniste a casa, siempre que lo miro (más o menos cada día) me acuerdo de ti, de tu taller y todos tus cuadros, de la tienda de fotografía de al lado del trenecito, y de tus ojos verdes que me gustaría tener.
Papá, gracias por todo,
Te Quiero.

jueves, 12 de abril de 2012

El payaso chiflado.

Odio ir a casa de mi abuela, es muy grande y tenebrosa. Esta llena de viejos retratos, cuadros y esculturas antiguas. La última vez que fui mi abuela acababa de comprar un cuadro. Era de un payaso, como los de las películas de terror. Cuando llegué, el cuadro aun estaba en el pasillo esperando a ser colgado. Era hora de cenar, así que cené y luego, delante de la chimenea mi abuela nos contó una historia de miedo relacionada con el payaso del cuadro.
- Cada viernes de luna llena, casualmente como esta noche, el payaso sale de su cuadro para matar a aquellos que le han mirado a los ojos. – “Oh no, yo lo he hecho” pensé. – primero mata a los seres mas queridos para aquellas personas, y cuando cree que ya han sufrido suficiente los mata, así que chicos, vigilar con el payaso chiflado… - mi abuela empezó a reírse y añadió. – Mejor que nos vayamos a dormir, ya os he metido suficiente miedo.
Para llegar a mi habitación se tiene que atravesar un largo pasillo oscuro, siempre paso corriendo. Al llegar, vi el cuadro del payaso, estaba colgado entre mi cama y la de mi hermano, me moría de miedo.  No me costó dormirme, pero al cabo de un rato escuché un ruido, como el de unas uñas largas paseándose por una pizarra. Cogí la almohada y la apreté con fuerza, estaba muerta de miedo, pero por suerte, al cabo de un rato el ruido desapareció. Ya no se oía nada, ni tan solo los ronquidos de mi padre, y eso me extrañó, quizás se hubiera levantado. Me levanté de la cama para comprobar que ya no dormía, pero la habitación de mis padres estaba cerrada con pestillo, no insistí en abrir, en vez de eso me dirigí a la cocina donde cogí una baso de agua y lo llene de zumo de manzana. Mientras me lo bebía vi una sombra.
- ¿Papá? – pregunté asustada. – ¿Mamá?
Oí una risa malvada y empecé a correr hacia mi habitación. Cuando llegue el cuadro estaba encima de mi cama, boca abajo. Lo levanté y vi que el payaso no estaba, es decir, el cuadro seguía igual, con el fondo verde oscuro y una luna rojiza, pero el payaso no estaba, en vez de eso estaba su silueta.
- Te voy a matar… - dijo la voz tenebrosa.
Quise esconderme debajo de la cama, pero en vez de eso, me encaré al miedo. Cogí una almohada y me escondí detrás de la puerta preparada para darle un buen golpe al payaso, y eso ice, en cuanto entro por la puerta le lancé la almohada.
- ¡Lucia! ¿Qué haces?
No me lo podía creer, el supuesto payaso era mi hermano.
- Juan, ¿Qué crees que estas haciendo? Me has dado un susto de muerte.
- ¿Yo? ¡Pero si eres tú la que me has lanzo una almohada a la cabeza!
- Creía que eras el payaso, ¡lo que has dicho no ha tenido ni pizca de gracia!
- ¿Qué payaso? ¿Qué he dicho?
- ¡El payaso del cuadro idiota!  Y eso de “te voy a matar…” ¡me has asustado!
- Ah eso… solo era una broma. Y parece mentira que tú, Lucia García seas tan ingenua.
- ¿Ingenua, porque?
- El payaso del cuadro solo es un dibujo. Míralo – dijo señalándolo.
Era increíble, el cuadro volvía a ser normal, tan normal como siempre.
Acompañé a Juan a beber un baso de agua, y cuando volvíamos ha la habitación vimos un río de sangre que iba del curto de mis padres al nuestro. Fuimos corriendo para ver que pasaba. Mi padre estaba estirado en mi cama decapitado, y en la pared escrito con su sangre ponía “Ten cuidado conmigo, soy el payaso chiflado…”
- Lucia… tengo miedo.
- Y yo Juan, y yo.
Corrí hasta la habitación de mi abuela que se encontraba en el segundo piso. Me la encontré en la bañera muerta, también decapitada.
Bajé a la cocina a buscar a mi madre ya que no la encontraba en ningún otro sitio. Allí estaba, también muerta y decapitada. Su cabeza estaba dentro de una olla y su cuerpo sentado en una silla.
- Lucia, parece que nos hemos quedado… ¡SOLOS! – dijo Marc.
Empezó a gritar a la vez que la cabeza le daba vueltas. Al cabo de unos minutos, se le cayó la cabeza al suelo y le apareció la del payaso chiflado. Sacó un cuchillo de su boca, y empezó a perseguirme por toda la casa, asta que caí en las escaleras, y cuando lo daba todo por perdido… desperté.
- Maldito payaso… ya me lo advirtieron. “Vigila al payaso chiflado” fue el responsable del error, jamás debí mirarle a los ojos… 

jueves, 1 de marzo de 2012

Mi autorretrato en verso

Mi nombre Paula es,
y aunque no lo haré,
lo puedo decir al revés.

Trece años tengo,
y de Menorca vengo.
comiendo y durmiendo,
voy creciendo.

Mi madre de Barcelona,
mi padre de Madrid,
y yo que estoy en medio,
quiero ir a Valladolid.

Me gusta navegar
y en avión volar,
en verano el mar,
y en invierno esquiar.

Y como no me quiero alargar,
con esta poesía,
me voy a pasear,
ahora que es de día.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Caperucita detective

Sara era una niña de 10 años que soñaba con viajar. Soñaba con salir de América, su País. Su abuela vivía en parís, una Ciudad bonita y romántica. Ella y su abuela se solían escribir, lo hacían a través de cartas (cuando la noticia no era importante) o por Internet (cuando corría prisa por comunicarse). Cada verano la abuela de  Sara los iba visitar a Manhattan, les llevaba una tarta de melocotón y otra de fresa (ya que era pastelera). A Sara la de melocotón no le gustaba, en cambio la de fresa le encantaba, especialmente la de su abuela. En navidad, Sara y sus padres iban a París. Solían pasear por la ciudad un rato y después pasarse el día en atracciones y sitios para niños, cosa que a Sara le aburría muchísimo. El sueño de Sara era estar sola en Paris, sin sus padres, y también ser pastelera, una gran pastelera con una pastelería con el nombre de su abuela, Elisabeth y hacerle la mejor tarta de fresa del mundo a su abuela.
Sara era muy cabezota, así que izo lo que quería, ir sola por París. En navidad, un día soleado decidió escaparse de casa de su abuela. Le dejó una nota a su madre que decía; “mama, no te preocupes, llegare antes de que acabe el día, no te enfades, aunque sé que lo harás, en fin, perdón. Te quiero”. Cogió las llaves que habían encima de la mesa del recibidor, un poco de dinero por si acaso y se fue.
Paseó por todo París, en autobús, bicicleta, tren… Fue a todos los museos a los que quería ir. Compró pasteles y pastas. Mas tarde, al medio día, Sara conoció al pie de la torre Eiffel a Mr.Boquins, un joven y apuesto guía turístico.
- Te has perdido niña? – le preguntó Boquins a Sara.
- No, estoy viviendo mi sueño.
Sara le explico a  Mr.Boquins su sueño, también le contó que tenia un poco de miedo porque solo tenia diez años, así que el se ofreció a acompañarla.
Viajaron por todas partes con el coche de Toni (el señor Boquins). Mr.Boquins era Ingles, de Londres, tenia 28 años y era hijo único. Al cavo de un rato, Sara se dio cuanta de que les seguían, se asustaron mucho, pero Sara, mas que asustada estaba confusa, ¿Por qué Toni reaccionaba como si escapara? ¿Porque no dar la cara y preguntar que pasaba?
Pararon y el coche que les seguía también lo izo, aparcó y se dirigió hacia ellos.
- Quiero los papeles, a las cinco en la torre Eiffel.- era un hombre francés, se notaba por el acento. Iba vestido de negro, con zapatos marrón oscuro y un gorro también marrón.
- Soy detective privado, me han amenazado con matar a toda mi familia, así que tengo que conseguir unos papeles, si los consigo me dejaran en paz. Si no los consigo, irán a casa del abogado y lo amenazaran. – explicó Toni cuando el francés se fue.
- Tranquilo yo te ayudaré. ¿Cómo se llama el abogado?
- Es una mujer; Elisabeth Allen.
- Pero si es… ¡mi abuela!
Fueron a casa de la abuela pero no había nadie. Todo el barrio estaba repleto de carteles de “se busca” con una foto de Sara. Sara volvió a subir a casa de su abuela, y con las llaves que había cogido antes de salir abrió la puerta y cogió una capa roja del armario de su abuela, fue lo primero que encontró.
- Es para que no me reconozcan por la calle, si me ven todos me querrán llevar con mi madre o a la policía, y tenemos que buscar a mi abuela. – aclaró al ver la cara extrañada de Toni.
Ahora les seguía otro hombre, corrían tanto como podían pero nunca lograban sacárselo de encima.
Finalmente, unos minutos antes de las cinco, vieron a Elisabeth por la calle. Se lo explicaron todo y todos ellos fueron a casa a buscar los papeles. A las cinco,  Toni se presentó en la torre Eiffel con los papeles, cunado iba a entregárselos al francés aparecieron dos policías que detuvieron al francés.
- Buen plan Sara, gracias a ti, tu familia y la mía están a salvo, y… creo que yo también te voy a hacer un favor – dijo Toni ofreciendo una tarta de fresa a Sara – La mejor de París, la de tu abuela, no ay otra mejor.
- Gracias, pero ahora tengo otro sueño, ¡ser detective!

lunes, 16 de enero de 2012

Presentación

HOLA!
Me llamo Paula y tengo 13 años. Mi pelo es castaño y los ojos marrones. En mi habitación tengo un puf donde me paso la gran parte del día escribiendo y leyendo, ya que es lo que mas me gusta hacer. Llevo gafas porque tengo miopía. Me gusta mirar pelis mientras como palomitas. El año pasado iba a esquiar casi cada fin de semana a una estación de esquí que hay por aquí, me gusta mucho (esquí fondo). Tengo un gato, bueno, no es mío del todo, es de la vecina, viene a casa por el tejado; es un siamés, con los ojos muy azules y es un poco bizco.  
Mi madre se llama Susana, mi padre Lisse y mi hermana mayor Sandra. 
No tengo una comida preferida especifica pero se podría decir que es la pasta; sopa, macarrones, etc... 
Nací en Menorca. Me gusta mucho estar allí, suelo ir en verano. Cuando voy, me quedo en casa de una de mis mejores amigas; Paula (12 años). Tiene un gato muy gordo, negro con ojos verdes, es muy bueno, nunca se enfada. Me lo paso muy bien. También solemos ir a casa de unos amigos de toda la vida que tienen un niño de mi edad, otro de 8 años y una hija mayor. Su casa es inmensa, tienen piscina y jardín.